De flora y fauna.


Mburucuyá

la bruja, dedo sacro, le designó un color como de ausencia -señorita de blanco
desplegando la enagua como tibio tentáculo de cadenciosa lengua, un cierto olor a sueño
sepultado, raíces venenosas de otra tierra-, era de flor y fruto su palabra, morbidez de la aurora
en la raya del monte, caracoleo de estambre, pegajoso ritual de mejillas de niña o
los labios abiertos, peligrosa (aparición de nadie tocada con la piel de todas las memorias y de ninguna madre,
parecida a si misma por lo tanto
(bruja india masticó los sonidos, los meció en la hondonada de la lengua y escupió la palabra como una salamandra: dijo mburucuyá / de esa boca mitad filo de piedra,
cavernosa corambre de acechar en lo oscuro, salió el fruto prohibido / dijo mburucuyá
y ya era nombre
una extensión de sí por el aire aletazo, desfloración de piel los pétalos abiertos, la promesa (para el ritual el padre preparaba las tazas
en el costado de un gran barco de niebla / infusión de las hojas, barro que lo acunaba
le entibiaba las manos, decía su secreto / el barco orilla el monte / bruja lengua de pasto lame el viento